Yerba de Mate

Para mis amigos de Argentina les dejo un escrito de interpretación del origen de la leyenda de uno de sus elementos más significativos de su cultura, espero les guste. 

Yasí apenas podía respirar en la oscuridad de la selva llevaba corriendo tanto, su piel blanca estaba lacerada por las ramas y por las rocas por las que se había cruzado mientras huía, observó a Araí sus ropas blancas y esponjadas como de algodón estaban también dañadas, eran jóvenes e inocentes, dos jóvenes en el bosque perdidas, eran la Luna y la Nube esperando al cielo volver.

— ¿Qué tal si no podemos volver? —dijo Araí temblando mientras se acurrucaba en sí misma.

Le parecía que cada vez más era más pequeña, necesitaba agua para no terminar desapareciendo.

—Todo estará bien amiga mía, encontraremos la forma—mintió Yasí, pues la realidad no tenía ni idea de cómo hacerlo, ella también tenía miedo de lo que le ocurriera si el amanecer la alcanzaba fuera sin estar en el firmamento, si ella se desvanecía en la tierra. —levántate tenemos que seguir—le indicó mirando signos del alba en el horizonte.

El movimiento siniestro del follaje en la yerba presagiaba que su perseguidor había vuelto, allí estaban una vez más esos ojos fieros y temibles que destacaban en la hierba sus fauces abismales y temibles esperando devorarlas. Las dos chicas se obligaron a levantarse y correr la sin fuerzas para seguir sintiéndose que se caerían desfallecidas en cualquier momento y terminarían devoradas.

Cuando la criatura saltó hacia ellas algo se interpuso en su camino, Yasí dio la vuelta para ver los ojos cálidos y valientes de un muchacho piel trigueña y una capa azul colgando de los hombros que las defendía. Enérgico había hecho retroceder al jaguar que las seguía apuntándolo con un arco entre sus manos apuntó hacia la bestia que rugía lanzando arañazos, este tensó el arco y lanzó dos flechas hacia toda velocidad lanzando un salto en el aire hacia atrás para esquivar sus ataques, el felino esquivó la primera flecha sin embargo la segunda lo alcanzó lo suficiente para hacerlo lanzar un alarido de dolor con el que se alejó huyendo del lugar. El chico comprendiendo al instante de quienes se trataban y el estado en el que se encontraban, sin hablar le indicó que siguieran.

Juntos llegaron luego de unos minutos a un monte muy alto que casi tocaba el cielo y las estrellas pasaban a sus lados.

—Desde aquí podrán ascender de nuevo al cielo— les dijo el muchacho— mi abuelo que es un Machi, sabio hechicero de nuestra aldea me lo dijo una vez.

—En toda la noche no habíamos encontrado a nadie en medio de nuestra selva, descidimos venir a la tierra y no encontramos la forma de volver—explicó Yasí la luna.

—Esa criatura nos seguía y no teníamos con que defendernos en este que no es nuestro lugar—agregó Araí.

El chico se aproximó luego a las chicas y las saludo, ellas le devolvieron la sonrisa, él puso su mano en sus hombros y ellas lo abrazaron.

—Fue una suerte haber llegado a tiempo.

Yansí se acercó al joven de pelo largo y le otorgó unas ojitas verdes entre sus manos.

—Es por agradecimiento por salvarnos— le señaló— ¿cuál es tu nombre? —preguntó luego.

—Me llamo Maté— dijo el muchacho observando las hojas en su mano.

—Siembra esas hojas que te obsequiamos a ti a tu pueblo, los sanara y los unirá, llevarán tu nombre y será símbolo de la amistad que tú nos ha mostrado al ayudarnos, hoy y siempre. —indicó Yansí mientras recuperaba poco a poco su brillo.

—Esta se extenderá por cada rincón y todos la beberán, los pobres los ricos, los grandes y chicos, será un homenaje por tu valentía guerrero—agregó Ararí.

Ambas ascendieron al cielo de nuevo, sanas y salvas. Maté regresó a su aldea mostrando su regalo a todos, pasaron días para que parte de las hierbas se volvieran una infusión, servidas en cascaras de pomelo y pequeños utensilios de metal que el herrero del pueblo había ideado, así fue como comenzó a cumplirse el presagio que había obsequiado la Luna y la Nube a quienes las había salvado. Así es como el mate es bebido desde ese día y por siempre en cada hogar, lleno de tantos simbolismos, amor, amistad y calidez.


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